Perú exportó 150,903 toneladas de banano orgánico hasta agosto 2020

Según la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú, dicho volumen de despacho generó ingresos por 105 millones de soles.

Según la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), al mes de agosto el país generó ingresos por más de 105 millones de dólares con la exportación de 150,903 toneladas de banano orgánico. Estas cifras refuerzan la posición de Perú como uno de los principales exportadores de banano orgánico en el mundo.

Los principales mercados a los que ha llegado el producto nacional son los Países Bajos, Estados Unidos, Panamá, Bélgica, Corea del Sur y Alemania. Mientras que las regiones con mayor producción de banano orgánico a nivel nacional son Piura, Lambayeque, La Libertad y Tumbes.

Era el año 2017, cuando José Amberly Correa decidió volcar su experiencia de más de 20 años en la producción de banano orgánico para crear su propia empresa comercializadora del producto en el caserío El Cucho, en Sullana, a fin de aprovechar el potencial del fruto, y dotar de herramientas a los pequeños productores, que les permitan mejorar sus procesos e impulsar su calidad de vida.

“Con el tema del banano, siempre hemos trabajado en el tema social, en el tema de apoyo a los pequeños productores, el llegar a ellos, capacitarlos, comprarles su banano, llegar a que el productor fertilice mejor, cultive mejor, que eduque a su familia. Ha sido muy reconfortante eso”, refiere el fundador de ‘Agroperú Chira’.

El empresario, natural de Huancabamba, actualmente trabaja con 84 pequeños productores de los pueblos Montenegro, Huangalá, Chalacalá, Somate y Chilaco, todos de Sullana, cuyas situaciones han cambiado radicalmente, pues el cultivo de banano orgánico les ha dado estabilidad comercial y precios más rentables.

Correa cuenta que los pequeños agricultores que laboran con él tienen un total de 80 hectáreas. Cada hectárea produce al año entre 1,600 a 1,800 cajas de banano orgánico.

“Ha mejorado su calidad de vida. En tiempos que no había exportación, el productor bajaba en burro a las plantas, ahora bajan en moto o en carro, antes sus casas eran de material rústico, ahora son casas de ladrillo y con segunda planta. Además, sus hijos estudian. Todo el que se propone estudiar, lo logra. La mayoría de los hijos de los productores son profesionales”, detalla. Agrega que el tema de los servicios básicos también ha mejorado. “Antes no había luz, ahora tenemos luz. También hay internet y la mayoría de productores tiene celular”.

Pero el aporte no solo queda ahí, sino que muchos de los hijos profesionales de los productores han vuelto a sus comunidades para poner sus conocimientos al servicio de sus pueblos. “Los que son agrónomos se están dedicando al cultivo de banano o del arroz, que también hay bastantes acá. El que estudió administración administra empresas de banano e igual los contadores”, puntualiza Correa.

La migración a este cultivo, además, ha traído consigo el cuidado del medioambiente en las comunidades de Sullana. “Ahora fertilizamos con productos orgánicos. Todo es manejo orgánico, todo es buenas prácticas agrícolas. Antes eran productos químicos y aplicaciones como foliares químicos, que perjudicaban al medio ambiente y al suelo”.

Exportación directa y mejores beneficios

José Amberly Correa detalla que, por ahora, estos beneficios se han dado pese a que su empresa no exporta directamente, si no que vende la producción a empresarios locales, quienes posteriormente exportan lo comprado, principalmente a Alemania.

No obstante, el próximo año esta situación cambiaría, pues su empresa tiene en cartera exportar directamente un contenedor a Estados Unidos y tres a Alemania. Esta operación, que aún no está cerrada, sería posible gracias al apoyo de organizaciones de banano orgánico de Ecuador, Filipinas y Francia, con quienes integra el proyecto ‘Alianza Internacional Agricultura Familiar Sostenible’.

La empresa también apunta a vender banano a Noruega. Este año, un empresario de dicho país llegó al Perú en marzo con esa intención, pero la pandemia de la COVID-19 frenó la transacción. Pese a ello, el pequeño empresario aún tiene en mente a dicha nación y, además, analiza más alternativas de mercado.

De concretarse este plan, el precio de venta del producto sería mayor y, además, recibiría beneficios tributarios, lo que también se traduciría en mejores condiciones para los pequeños productores e, incluso, la empresa estudia incluir a más agricultores a su cartera.

“Uno se gana un premio sabiendo que estás apoyando a los pequeños productores, de repente a los más humildes, a quien nadie apoya. Y mirar proyectos para más adelante que puedan ayudar a la comunidad no solo en el tema de cultivos, sino en el tema de salud, de educación, también es bueno”.

Fuente: Revista Agronoticias

 

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