Implementación de Buenas Prácticas Agrícolas para Reducir el Escurrimiento de Plaguicidas en el Cultivo del Banano de la Región Caribe Costarricense

Autor: Corporación Bananera Nacional – Corbana

Para la producción de banano se requiere la aplicación de un paquete tecnológico que incluye la utilización de fertilizantes y plaguicidas para hacer frente a las demandas nutricionales del cultivo y para mitigar el efecto de enfermedades como la Sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis), de plagas como el nematodo barrenador (Radopholus similis) y diferentes especies de insectos y malezas. Si bien según datos de la Comisión Ambiental Bananera (CAB), el 98% de las fincas bananeras en Costa Rica están certificadas bajo normas que aseguran la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y la conservación ambiental (e.j. Global GAP, Rainforest Alliance e ISO 14001), debido al régimen de aplicación de los agroquímicos, a la topografía plana y a la alta pluviosidad que presenta la zona bananera, es necesario complementar este paquete tecnológico con medidas adicionales que eviten el escurrimiento de estos productos hacia cuerpos de agua.

Considerando lo anterior, la Corporación Bananera Nacional (CORBANA S.A.), como ente regulador de este sector en el país, participó en el marco del proyecto “Colombia, Costa Rica y Nicaragua: Reduciendo el Escurrimiento de Plaguicidas al Mar Caribe” (REPCar), con el proyecto denominado “Implementación de Buenas Prácticas Agrícolas para Reducir el Escurrimiento de Plaguicidas en el Cultivo de Banano en la región Caribe Costarricense”. El proyecto que inició en el mes de mayo de 2009 y se prolongó hasta el mes de abril del 2011, fue ejecutado en dos fincas bananeras, una ubicada al este del río Reventazón (sub-región Este) y otra al oeste (sub-región oeste), y su objetivo principal fue de implementar y validar un sistema innovador de manejo denominado Buenas Prácticas Agrícolas plus (BPA+).

El sistema BPA+ o mejorado, se basó en la implementación de dos estrategias: a) la reducción en los niveles de aplicación de plaguicidas y b) la aplicación de prácticas para mitigar su escurrimiento. La primera estrategia contempló el monitoreo y la evaluación de las aplicaciones, la utilización de prácticas preventivas (saneo, el desburille, embolse prematuro del racimo) y, propiamente, la sustitución de las aplicaciones de plaguicidas
por agentes de control biológico y sustancias alternativas de bajo perfil toxicológico.

Por otro lado, la segunda estrategia contempló la incorporación de los nematicidas al suelo o su inyección al pseudotallo, el establecimiento de áreas buffer, la siembra decoberturas en plantación y en canales de drenaje. Adicionalmente, con el objeto de darle mayor sostenibilidad al sistema productivo, se implementó una labor de mejora integral de la salud del suelo y de la raíz mediante la reducción en el 25% del uso de fertilizantes sintéticos, la aplicación de enmiendas cálcicas, materia orgánica y la aplicación de sustratos orgánicos altamente colonizados por microorganismos benéficos.

En el ámbito fitopatológico, gracias a una mejor condición química y microbiológica del suelo en el sistema BPA+ cuando se comparó con el sistema BPA convencional, se consiguió un mejor sistema radical y un medio más supresor al ataque de los nemátodos e insectos, logrando un sistema más sostenible y menos dependiente del uso de agroquímicos. Esta mejoría permitió cumplir con la meta propuesta de reducir al 100% el uso de herbicidas y reducir en un 33 y 25%, el uso de nematicidas y fertilizantes sintéticos, respectivamente. Lo anterior en conjunto significó una reducción de 4,96 kg de ingrediente activo ha-1 año-1 y un ahorro anual de USs$600,0 ha-1 año-1. Esta reducción en el uso de plaguicidas significó en términos porcentuales, el 7,6% del total de ingredientes activos utilizados en el cultivo del banano. Debido a la que las parcelas demostrativas fueron ubicadas dentro de fincas comerciales, a que la aplicación de fungicidas para el combate de la Sigatoka negra se realiza por vía aérea y a la
agresividad de este patógeno, no se contempló en el proyecto, una reducción en el uso de fungicidas.

En el ámbito productivo se observó una mayor productividad bajo el sistema con BPA+; sin embargo, debido a que este sistema para su establecimiento inicial requirió una inversión mayor por concepto de mano de obra, el balance económico a corto plazo fue únicamente positivo cuando las condiciones climatológicas permitieron en ambas fincas
un incremento significativo en la producción (meses de abril, mayo y junio). No obstante, gracias al efecto conjunto de una mayor productividad y a un menor costo de mantenimiento del sistema BPA+ debido a una mayor sostenibilidad del mismo, se espera que en el mediano plazo (3-5 años), este sistema alcance una mayor  4 sostenibilidad frente al sistema convencional y brinde además otros beneficios en el ámbito ambiental y social.

Por otra parte, la labor de análisis de residuos de plaguicidas permitió determinar que la presencia de estas sustancias en suelo y agua de la finca, así como en pulpa de fruta fue baja, presentándose únicamente en 43 de las 264 muestras analizadas (16,3%). De este total, 26 correspondieron a muestras de agua (9,8%), 11 a muestras de suelo (4,2%) y 6 a pulpa de banano (2,3%). En las parcelas con manejo convencional, se detectó un total de 22 muestras con algún residuo de plaguicidas (8,3% del total), mientras que en las parcelas con manejo BPA+ se detectó un total de 21 muestras (8,0% del total) con residuos. Especialmente para los fungicidas, la concentración de residuos en agua de canales de drenaje, fue significativamente menor a aplicar el programa BPA+. Este resultado denota que las fincas bananeras implementan protocolos eficientes para evitar problemas de contaminación con estas sustancias. Los plaguicidas que fueron detectados con mayor frecuencia fueron los fungicidas que se utilizan para el combate de la Sigatoka negra (epoxiconazole, tebuconazole), resultado que concuerda con el mayor uso de estas sustancias en el cultivo (83,05% del total de i.a.). Cabe destacar además, que el 100% de las muestras en las que fue detectada la presencia de algún plaguicida, independientemente del sistema de manejo del cual fueron tomadas,
mostraron concentraciones inferiores a los Límites Máximos de Residuos (LMR) en fruta y a los Límites Máximos de Concentración (LMC) en agua y suelo adoptados internacionalmente. Esto combinado con un sistema con niveles de riesgo químico calificados como triviales, define al sistema con BPA+ como un sistema seguro desde el punto de vista ambiental y sanitario.

Finalmente en el marco del proyecto, se logró capacitar a un total de 950 personas vinculadas a la producción bananera, acerca de los beneficios ambientales, sanitarios y económicos que se consiguen, al implementar las BPA en el cultivo del banano. Esta labor según los resultados de una encuesta aplicada al finalizar el proyecto, ya está cosechando sus primeros frutos.

Los resultados indicaron que de las 27 BPA consultadas, en 15 de ellas (56,6%) se observó un mayor nivel de implementación respecto al año 2009.

Este resultado además de indicar una mayor adopción de las BPA por parte de las fincas bananeras en Costa Rica, representa un paso en firme hacia la necesidad de hacer un uso más comedido de los plaguicidas y hacia la protección de los recursos costeros y marítimos.

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